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miércoles, 20 de mayo de 2015


CHINA Y JAPON, DIFERENTES PERO IGUALES.


Hace muchos años recuerdo haber tenido el atrevimiento de preguntarle a mi maestro de aikido, un japones enjuto y menudo, qué recordaba y qué opinaba sobre la segunda guerra mundial y la implicacón de Japón en ella. Fué la única vez que se lo pregunte. Mi maestro que habitualmente era un hombre sereno, comedido y amable se mostró notablemente incomodo con la pregunta. Yo debía tener unos 15 o 16 años, y ya se sabe lo impetuosa que es la juventud y lo atrevida que es la ignorancia. Me respondió que ellos no sabian nada de la guerra, que la gente normal que vivia en Japón no estaba informada sobre lo que hacia el ejercito japones más alla de sus fronteras y que no fué hasta el final de la guerra que el pueblo en general empezó a tener conciencia de lo que ocurria.

Debia ser mediados de los 80 y la respuesta de mi maestro estaba muy en consonancia con las tesis adoptadas por el gobierno Chino y el Japones en 1972, en el marco de las conversaciones para el restablecimiento de las relaciones bilaterales que hasta esa fecha no habian ido más alla del plano económico. En estas conversaciones, los japoneses, con la mayor humildad, reconocieron:

"... la parte japonesa es profundamente consciente de la responsabilidad del grave daño causado por Japón al pueblo chino durante la guerra y se lo reprocha a sí misma profundamente..."

Por su parte el gobierno chino, con la voluntad de dejar atras el pasado y mirar al futuro con optimismo y generosidad, decidió no reclamar al Japón ningún tipo de compensación economica por los daños causados durante la guerra. Con la contrapartida añadida de que el gobierno japones reconocia al gobierno de Pekín, como el legitimo representante de China y aceptaba que Taiwan, formaba parte de China. Las relaciones chino-japonesas pasaban entonces, en plena guerra fria, por su mejor momento hasta la fecha. Tanto chinos como japoneses acordaron entender que la responsabilidad de la guerra debia recaer sobre una élite militarista e imperialista que habia gobernado el Japón durante demasiado tiempo, y que no se podia culpar al pueblo japones de los desmanes cometidos por esta.

Hace apenas un año tuvimos el privilegio de disfrutar durante unos dias de la compañia de un buen amigo de mi señora. Un chico de Shangai, cuyo nombre en chino os confieso que no recuerdo, pero que todos conociamos por Albert. El chico era un joven de 22 años que aspiraba a ser cocinero y que habia conocido a mi sra durante una breve estancia en Irlanda. Era un muchacho simpático, alegre y valiente que no se arredraba ante el trabajo duro y que además era muy estudioso. En una ocasión durante una sabrosa cena de verano a base de gazpacho y ensalada de coliflores empezamos a hablar de gastronomia. Estuvo explicandonos mil cosas (en inglés) sobre la gastronomia china y yo le comenté que aunque la comida china me gustaba mucho, sentia debilidad por el sushi y la comida japonesa. Al hablar de Japón a nuestro joven invitado se le cambió la cara. Se puso muy serio y nos manifestó el odio que sentia por los japoneses y por la cultura japonesa, que según él, no era más que una copia imperfecta de la cultura china. Además no dejó de recordarnos la actitud de las tropas japonesas en China y sobre todo la "Masacre de Nanking" (https://es.wikipedia.org/wiki/Masacre_de_Nank%C3%ADn), un capitulo de la segunda guerra mundial poco conocido en occidente.

Hablar sobre las relaciones chino-japonesas es meterse en camisa de once varas, andar por terreno minado, sobre todo cuando no eres chino o japones. No me puedo permitir el lujo de hacer un analisis serio sobre una cuestión que es compleja y actualmente se encuentra en el candelero. Pero me gustaria esbozar algunos detalles e incidir sobre todo en lo peligrosa que puede ser la didáctica de la Historia partiendo de presupuestos políticos.

Las causas que en la actualidad mantienen en tensión las relaciones de China y Japón son varias. Por un lado existen cuestiones territoriales que provienen incluso de una época anterior a la segunda guerra mundial. Las reclamaciones de China sobre el archipielago de Diaouyu (nombre chino) o Senkaku (nombre japones de las mismas islas) son una de estas causas. Para complicar un poco más el asunto las islas son igualmente reclamadas por Taiwan, esa "provincia rebelde" último reducto del Kuomintang, o nacionalistas chinos, que fueron derrotados por las fuerzas del  Partido Comunista chino tras finalizar la segunda guerra mundial. El asunto se puso bastante feo en el año 2012, cuando algunas de las minúsculas islas, en manos de un propietaro privado, fueron vendidas al gobierno japones.

Otro apartado de los problemas territoriales que enfrentan a Japon y China es Taiwan en si mismo. Taiwan habia sido durante más de 50 años una colonia japonesa obtenida por la fuerza durante el periodo de expasión colonial japones a finales del s.XIX. Fue recuperada por China al finalizar la segunda guerra mundial y se convirtió en el último reducto de los nacionalistas chinos que huyeron de la china continental con más de dos millones de sus partidarios. En el año 1952 y bajo los acuerdos adoptados por el Tratado de San Francisco, Japón renunicaba a la soberania de Taiwan y las Islas de Pescadores, pero sin reconocer a ningún gobierno legitimo sobre las islas.

Denominada oficialmente por los taiwaneses como República de China, esta "provincia rebelde" se encuentra en una situación diplomática y politca de lo más particular. Pese a que desde el año 1949 la mayoria de las potencias occidentales consideraban a Taiwan como "la verdadera China" y tenia su propio asiento en el Consejo de las Naciones Unidas, el paso del tiempo y el peso de los hechos consumados han terminado por convertir a esta isla en un estado no reconocido, que se mueve por las pantanosas aguas de la proclamación de la independencia o la reunificación a la China comunista continental.
En un principio la constitución taiwanesa se reconocia como la "única China legitima" y tenia como objetivo recuperar toda la China continental bajo su mandato. En el año 1970 el presidente Nixon puso fin al sueño taiwanes. EEUU en una estrategia elaborada para aislar a la Unión Sovietica, dejó de reconocer a la Republica de China (Taiwan) como estado legitimo y empezó a mantener relaciones diplomáticas con la República Popular de China , o China Continental.  Los partidarios de la reunificación han ido creciendo con los años y en el año 2005 la Rep. Popular de China aprobó una ley "anti-secesión" que amenzaba con intervenir militarmente sobre cualquier provincia china que proclamase su independencia. Esta circustancia frustró en parte las intenciones de un sector del espectro político taiwanes que buscaba una autoproclamación como estado independiente. En toda esta situación Japón ha intentado mantenerse al margen de la problemática pero su vinculación directa con las politicas exteriores de EEUU en el lejano oriente y su papel como peón en estas politicas, han llevado al gobierno japones a tener un papel como base militar y principal punto de apoyo estrategico para coartar las amenzas militares de anexión de Taiwan por parte de China.

Y es este el tercer problema de mayor gravedad que deben enfrentar las relaciones chino-japonesas, la condición de gigantesca plataforma militar para los EEUU frente a China, que representa Japón. En Okinawa, en el sur del Japón, se encuentra la base militar más grande de EEUU en el lejano Oriente.


El crecimiento y modernización del ejercito de la Rep. Popular de China, parejo a su crecimiento como primera potencia economica, superando a Japón y Corea del Sur, estan avivando los viejos miedos de una invasión de Taiwan y de las islas Diaoyu. Pero no todo es lo que parece. A pesar de la significativa modernización del Ejercito Popular Chino, lo cierto es que se trata de una estructura militar gigantesca y aparatosa, con un gran número de efectivos pero que en muchos casos carece de los pertrechos adecuados para una guerra moderna. Y no estoy hablando de cazas de combate o sistemas de misiles, sino de cosas muy sencillas: botas, correajes, avituallamientos, pintura para el oxido de sus barcos...etc. La fortaleza economica para sostener todo este entremado militar de China,  tan complejo como costoso,  es cuestionable. De modo que la amenza es relativa.

China, economicamente hablando, no esta interesada en la guerra, y menos en una guerra de anexión con Taiwan o de reclamación de territorios con Japón. Taiwan puede ser una "provincia rebelde" pero tambien es un motor economico para China. En la provincia de Fujian, en la china continental y justo a 300km de Taiwan, se encuentran muchas de las empresas de tecnología más pujantes de los taiwaneses, cientos de miles de trabajadores taiwaneses trabajan en la porvincia de Fujian, en la Rep. Popular China, de modo que el enfrentamiento es político, no económico. De un modo muy similar ocurre con Japón, que no solo invierte en la economia China, Japón es además un mercado para productos chinos y a la inversa. Estos lazos económicos vienen de muy antiguo y benefician a ambas partes. Por supuesto el hecho de que China no esté realmente interesada en la iniciativa militar no significa que ,si se ve obligada, no recurra a ella. Y si se da el caso, por muy oxidada que este la armadura del guerrero chino, vayan haciendo testamento...


Existe finalmente, un problema muy grave en lo que se refiere a la enseñanza de la historia en ambos paises y a la actitud de la sociedad con respecto a las relaciones entre ambas naciones. Por un lado los libros de texto japoneses de los años 90, recibieron una protesta formal del gobierno chino por obviar las atrocidades japonesas en China y su politica colonialista del s.XIX y el s.XX. Al mismo tiempo el gobierno chino ha ido construyendo un relato histórico nacionalista fundamentado en el enfrentamiento contra el colonialismo, sobre todo japones, durante el nacimiento de China como estado nación. Debemos tener presente que el concepto de nación no existia para los chinos hasta la caida de la ultima dinastia de emperadores y que construir este concepto y que fuera asumido por los chinos, ha sido una tarea que los políticos han descargado en muchos casos sobre los hombros de los historiadores y los docentes.

Esta enseñanza de la historia fundamentada en valores politicos han llevado a la consecución de hechos bastante desagradables por ambas partes. Por un lado las visitas anuales del primer ministro japones al santuario de Yakusuni. Se trata de un controvertido santuario shintoista en Tokyo, donde se encuentra un libro que consigna los nombres de los mas de dos millones de soldados japoneses que dieron su vida en distintas guerras bajo la bandera japonesa. El problema es que entre estos nombres se encuentran también los de personajes que son considerados por China como criminales de guerra. De modo que los chinos interpretan estas visitas anuales del gobierno japones como una grave ofensa. Por la parte china tampoco se han quedado cortos y en el año 2004 tras un partido de futbol entre las selecciones de ambos paises, en el que  China resultó derrotada, hubo graves disturbios y apedreamiento de los autobuses y vehículos de la selección nacional japonesa. El asunto llegó a ser tan grave, que Japón amenzó con boicotear los juegos olimpicos de Beijing, si el gobierno chino no garantizaba la seguridad de sus atletas.

A mediados de los años 90 surgió una iniciativa que pudo haber servido para ir poniendo remedio a toda esta animadversión creciente. Un proyecto conjunto de historiadores chinos y japoneses para elaborar una historia basada en hechos, y en la que los chinos se tomen su tiempo para explicarse y para escuchar las explicaciones de los historiadores japoneses. Es sin duda una iniciativa muy necesaria y acertada entre dos pueblos que comparten legados culturales, religiosos e históricos  ademas de ser bebedores compulsivos de te.


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