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martes, 23 de junio de 2015



 LA TRISTEZA EN EL HAREM


Hace unos dias disfrutaba leyendo el articulo de Francisco Javier Tostado El inmenso harén del faraón, y no pude dejar de recordar las muchas fantasias y malentendidos que existen en torno a los harenes orientales, el matrimonio, el amor y la poligamia en el mundo islámico. Como muy acertadamente explica Goytisolo, la imagen del "otro" ese reflejo opuesto a occidente que pretendemos ver en la sociedad islámica, lleva siglos construyendose y poco o nada tiene que ver esa imagen con el mundo real.

Es curioso como a veces, incluso estas tergiversaciones o simplificaciones de la realidad social del mundo islámico, produce obras artísticas. Las pinturas orientalistas han sido uno de los soportes culturales que más han hecho por recrear un imaginario sobre los harenes. Han contribuido a establecer la idea de que los harenes orientales eran unos espacios destinados a la lujuria y las orgias de sultanes o califas. Aún hoy, esta es una idea firmente asentada en occidente.


Hablar de harenes requiere en principio hablar sobre la poligamia, explicarla y entederla. La poligamia, nunca ha sido algo exclusivo del mundo islámico, ni de niguna cultura oriental. La poligamia legalmente establecida o encubierta, siempre ha sido una característica de las sociedades patriarcales, sean de donde sean. Y no solo es algo exclusivo del pasado, es algo que incluso se da en nuestro presente. Recuerdo hace años haber acudido a una reunión de negocios en la que se me advirtió previamente que las personas con las que ibamos a tratar vendrian acompañadas de sus amantes, no de sus esposas, y se nos pedia discrección y que no hicieramos preguntas incomodas.

En el occidente cristiano y monógamo la poligamia existe y existió en el pasado. Los reyes de Europa, por muy cristianos que se afirmasen, tenian toda una legión de amantes y concubinas. Incluso el muy devoto y católico Felipe II, no tenia problemas en pasar toda una noche de parranda y jaleo con bellas acompañantes y al dia siguiente acudir piadosamente a maitines.

Princesa de Ebolí, una de las amantes de Felipe II
El origen de la poligamia en el Islam se encuentra en la situación social de la arabia preislámica. Las mujeres eran un bien material más, dentro de los clanes familiares. El pilar fundamental sobre el que se asentaba la organización social de los arabes en aquellos tiempos era el clan familiar. Cuanto más numeroso eran los miembros de un clan, mas fuerte podía ser este y a más poder podía aspirar. De modo que contar con esposas fecundas, que dieran hijos varones, era un bien deseado por cualquier patriarca de un clan.

Era un mundo duro, donde la expectativa de vida de los varones era muy corta, muchos niños morian a los pocos meses de nacer. Para perdurar, tener muchos hijos era fundamental. No existía un límite para el número de esposas que podia tener un patriarca, de este modo, la esposas eran un trofeo, que no solo aseguraban la permanencia del clan sino que además otorgaban prestigio. Es como los que hoy en dia acumulan ferraris como un indicativo de fortaleza material y riqueza.

El mensaje del Islam vino a poner un poco de orden en ese frenesí de acumulación de esposas. Muy al contrario de lo que cree la mayoria de la gente, el cristianismo no prohibe de forma explicita la poligamia. No hay en los evangelios cristianos ninguna indicación al respecto, y la práctica de la monogamia es una decisión que ha quedado en manos del clero. Entre los prostestantes la poligamia no esta en absoluto prohibida y son muchas las iglesias de esta corriente del cristianismo que la promueven.

En el Islam, por el contrario, aunque la poligamia está permitida se recomienda explicitamente tener una sola esposa y el tener más de una es una excepción, no una regla. Asi que lamento informar a promiscuos y aspirantes a poligamos que en el Islam eso de tener cuatro esposas es bastante más complicado de lo que creen. En primer lugar porque en el Islam el matrimonio es, más que un acto sagrado, un acto contractual. Se trata de un contrato entre dos partes, y en este contrato la primera esposa tiene derecho a establecer si el marido podrá o no volver a contraer matrimonio en el futuro. Además tener mas de una esposa implica que cada una de ellas, tanto en lo material como en lo emocional, tienen derecho al mismo trato y parte de los bienes (es decir: si le regalas un diamante a tu primera esposa, mejor que tengas preparados otros exactamente iguales para las demás, o muy pronto te verás envuelto en un embrollo de divorcio, reproches y acusaciones familiares que te harán desear haberte metido a casto monje)


La limitación del número de esposas a cuatro no encaja con el hecho de que sultanes y califas contasen con harenes de cientos de mujeres, pero es que las situaciones en las que se encontraban estas mujeres no eran exactamente la de mujeres casadas. Veamos de que estamos hablando...

La palabra harén, deriva de la palabra árabe "haram", esta palabra sirve para designar lo que esta prohibido o vetado, y en el caso concreto al que nos referimos sirve para designar un espacio del hogar destinado a las mujeres. En este espacio las mujeres vivian un poco al modo del gineceo de la antigua grecia. Apartadas del contacto de varones que no fueran familiares directos. Es decir, a este espacio del hogar, habitado por las mujeres de la casa (esposas, madres, hermanas, tias, sobrinas...etc) solo podian acceder parientes directos de la familia o bien mujeres que tuviesen algun tipo de relación (ya sea familiar o de amistad).

El motor fundamental que mueve la creación y ampliación de un harén, (lamento defraudaros) no es el deseo sexual. Las razones por las que un sultán o califa acumula gran número de esposas, son dos: la caridad y la política. Muchas de las esposas del sultán son mujeres que estaban en situación precaria y no tenian recursos ni nadie que las ayudara a subsistir. Esto es en una sociedad machista como era la islámica ( y sigue siendo en la mayoria de los casos)  una situación generalizada. Mujeres viudas o imposibilitadas para tener hijos no tenian modo de ganarse la vida, y eran consideradas como una carga para los padres que debian mantenerlas. Una manera muy conveniente de "deshacerse" de ellas era darlas en matrimonio a un gran señor que tenia riquezas de sobra. No era extraño que entre las integrantes de un harén se encontrasen primas, o familiares de segundo grado del sultan, mujeres huerfanas o que dificilmente iban a encontrar un marido adecuado. De modo que estos matrimonios facilitaban la supervivencia de estas mujeres y al mismo tiempo daban al sultán fama de caritativo y piadoso. Pero el motivo fundamental era la política. A lo largo de la historia no pocos pactos y alianzas políticas se han cimentado sobre un matrimonio de conveniencia. De este modo el sultan conseguía el apoyo o sometimiento de clanes, facciones o reinos que caian bajo su sombra.

Dentro del harén existian jerarquias y era un micromundo en el que las rivalidades y la lucha política estaban muy vivas. Aquellas mujeres que habian tenido un mayor número de hijos varones y al mismo tiempo fueran de una capìtal importancia política por sus lazos familiares, tenian preeminencia sobre las demás. Y en el punto más bajo del escalafón estaban las mujeres que eran simples esclavas (estas jámas podian ser musulmanas).
Las mujeres que poseian un estatus privilegiado en el harén solian tener propiedades fuera del mismo, e incluso podian administrar estas propiedades sin salir del haren por medio de los eunucos (hombres castrados que eran los únicos que junto al sultán podian acceder a este ámbito prohibido del palacio). La influencia en el curso político de un imperio que ejercian estas mujeres, podía ser notable. Para las que no poseian esta influencia el harén era sobre todo una carcel en la que iban a pasar el resto de sus dias. Mientras eran jovenes y hermosas podían recibir alguna atención de parte del sultán. Pero en muchos casos era mejor pasar desapercibidas limitarse a ser buenas bailarinas, recitar poemas o tocar algún instrumento para hacer pasar al sultan buenos ratos.

Llamar demasiado la atención del sultan podia ser peligroso y despertar los celos de las que se encontraban en el harén en una posición de poder político. La situación podia llegar a ser tan conflictiva y beligerante dentro del harén que algunos sultanes preferian pasar su tiempo atendiendo tediosas sesiones de administración del gobierno o incluso en el campo de batalla arriesgando la vida. Lo que sea antes de tener que luchar entre almohadones.
Pero tampoco debemos dejar de lado la importancia de un factor que puede ser determinante en la vida de cualquier ser humano: El amor.


Efectivamente, los hombres y mujeres de este mundo (¡incluso los musulmanes por mucho que les cueste creer a los cristianos!) se enamoran. Ya podia un sultán tener mil mujeres, que cuando el amor hacia acto de presencia, para el sultán solo podía haber una. El caso más conocido es el que dió origen al famoso Taj Mahal. Este bellisimo monumento funerario fue construido por orden del sultán mogol Shah Jahan, para su difunta esposa Arjumand Bano Begum, a la que se conocia bajo el sobrenombre de Mumtaz Mahal (le exelencia del palacio). Cuentan los crónistas de la época, que tras el fallecimiento de su amada esposa, nada en absoluto pudo consolarle, que ya no hubo mujer para él, ni nada que le causara felicidad. Pasó los últimos dias de su vida entregado al consumo de drogas y alimentandose poco y mal, hasta que falleció.



Para la mayoria de las mujeres que vivian en el harén de cualquier sultán, esa prisión se hacia ,cada dia que pasaban en ella, más triste y angustiosa. Perdida la belleza de la juventud, y alejada de sus posibles hijos o parientes, estas mujeres languidecian hasta morir, encerradas en un bello palacio. Las más afortunadas, aquellas que tenian alguna formación y sabian leer, dedicaban la mayor parte del tiempo a los libros y a soñar con el mundo exterior o incluso escribian relatos y poemas, al estilo de las mil y una noches.

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